El F. C. Barcelona aglutina a socios y aficionados de todas las ideologías políticas, creencias religiosas y procedencias geográficas. Sin embargo, según la mayoría de historiadores y sociólogos, la enorme masa social del club no ha respondido históricamente a motivos exclusivamente deportivos, sino también al carácter representativo que, para muchos aficionados, ha tenido y tiene el club en el terreno social y político.
El club, considerado como la entidad social más conocida de Cataluña en el exterior, ha cumplido a lo largo de su historia, para muchos aficionados, una función representativa de defensa de los valores catalanistas, que el club ha defendido públicamente en múltiples ocasiones, como apunta el periodista inglés Jimmy Burns en su libro Barça, la pasión de un pueblo. El club siempre se ha significado por actividades y gestos en defensa de la cultura y la lengua catalana, la cual ha sido la lengua oficial de todos los documentos del club, salvo en los años de dictadura franquista. Excepto en ese mismo período, el capitán del equipo siempre ha lucido igualmente la bandera catalana como brazalete distintivo. El club, además, también se ha manifestado formal y públicamente en apoyo de las reivindicaciones de mayor autonomía para Cataluña y firmó manifiestos de apoyo a los estatutos de autonomía tanto en 1932 como en 1979 y 2006.
Esa trayectoria de defensa de los valores catalanes fue reconocida el 21 de diciembre de 1992 cuando la Generalidad de Cataluña, presidida por Jordi Pujol, le otorgó el Premio Creu de Sant Jordi, la máxima distinción que otorga el gobierno deCataluña.71
Algunos historiadores y ensayistas, como Manuel Vázquez Montalbán, llegaron a apuntar que, para muchos catalanes, el F. C. Barcelona cumple en Cataluña el papel sustitutorio de la selección catalana en el concierto internacional, a pesar de la larga tradición de deportistas españoles de origen no catalán y de extranjeros que ha tenido el club.72 Estos ensayistas apuntan que ese es uno de los motivos por los que el club barcelonista cuenta con equipos en tantas disciplinas deportivas diferentes como el baloncesto, balonmano, hockey sobre patines, atletismo, voleibol, etcétera.
En esa línea, cabe anotar que el F. C. Barcelona se ha manifestado públicamente en favor del reconocimiento internacional de las selecciones deportivas catalanas. En los últimos años no sólo ha promovido la organización de partidos amistosos entre la selección de Cataluña y otras selecciones internacionales como Brasil o Argentina, sino que ha cedido gratuitamente sus instalaciones como sede de los encuentros y ha prestado a todos sus deportistas. Además, el club ha firmado manifiestos públicos en favor de la causa. Durante la presidencia de Joan Laporta, él mismo y algún jugador como Oleguer participaron en una campaña publicitaria de la Plataforma Pro-Selecciones Catalanas que, bajo el eslogan «una nación, una selección», ocupó espacios publicitarios en una gran cantidad de medios de comunicación escritos y audiovisuales de Cataluña.
A pesar de su vinculación con ideas catalanistas, el club ha contado siempre con gran cantidad de aficionados e incluso socios en toda España, atraídos por los valores deportivos del club. Algunos historiadores, sin embargo, han apuntado que, además de la admiración por los valores deportivos, muchos aficionados españoles simpatizaban con el Barcelona al ver en el club catalán la alternativa al «centralismo político» con el que identificaban al Real Madrid, especialmente durante los años de la dictadura franquista. Fue en aquellos años cuando se acuñó la frase de que el F. C. Barcelona era més que un club (más que un club), que se convirtió en el eslogan más conocido de la entidad.73
Por otra parte, y como han apuntado diversos historiadores, el club también aglutinó, especialmente durante sus primeras décadas de vida, a los simpatizantes delrepublicanismo. Desde principios del siglo XX diferentes hechos apuntan la complicidad de los dirigentes del club con los ideales republicanos. Cabe hacer notar que, a diferencia de la mayoría de clubes españoles de la época, el Barcelona nunca solicitó el reconocimiento de la monarquía española ni la concesión del tratamiento de «Real».[cita requerida]
El momento de mayor distanciamiento entre el club y la monarquía española tuvo lugar bajo el reinado de Alfonso XIII y durante ladictadura de Primo de Rivera. En el estadio de Les Corts, los aficionados del Barcelona habían manifestado críticas a la dictadura y exhibido algunas pancartas contra el régimen. Finalmente, el 14 de junio de 1925 los 14 000 aficionados del estadio abuchearon la «Marcha Real», interpretada por una banda de música. Días más tarde, el Capitán General y Gobernador Civil de Barcelona Joaquín Milans del Bosch dictó una orden que clausuró el estadio durante seis meses y obligó a dimitir a Hans Gamper como presidente del club y a exiliarse a Suiza durante una temporada. La orden de clausura del estadio justificaba la medida indicando que «en la citada sociedad hay personas que comulgan con ideas contrarias al bien de la Patria», como recoge el historiador Jaume Sobrequés en su obra F. C. Barcelona, Cien años de historia. Fue la sanción más dura que ha recibido el club en toda su historia. Como señala el propio Sobrequés, el punto culminante del compromiso del club con los principios republicanos tuvo lugar a partir de 1931, cuando se proclamó la Segunda República Española y, sobre todo, a partir del inicio de la Guerra Civil española cuando, en 1936, el F. C. Barcelona se convirtió voluntariamente en «Entidad al servicio del gobierno legítimo de la República».
Tras el restablecimiento de la democracia en España en 1977, el club ha ido perdiendo esa connotación política. Normalizó sus relaciones con la corona española y en diversas ocasiones expediciones formadas por dirigentes y deportistas del club han ofrecido sus trofeos en el Palacio de la Zarzuela. El noviazgo y posterior matrimonio de la InfantaCristina con el jugador de balonmano del F. C. Barcelona Iñaki Urdangarín hizo frecuente a finales de los años 1990 y principios de los años 2000 la presencia de miembros de laFamilia Real Española en el Palau Blaugrana, incluido el Rey Juan Carlos I. El último gesto de complicidad entre el club y la Casa Real tuvo lugar el 17 de mayo de 2006, con motivo de la final de la Liga de Campeones de la UEFA 2005-06, cuando los Reyes acudieron a París para mostrar su apoyo al conjunto azulgrana y, concluido el encuentro, bajaron al césped a felicitar a los jugadores del equipo junto al presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, declarado seguidor del conjunto barcelonista, y el presidente de la Generalidad de Cataluña Pasqual Maragall.
No hay comentarios:
Publicar un comentario