Antecedentes[editar]
Un elemento importante en la tensión diplomática de ambos países fue la situación social en El Salvador y Honduras, cuando se buscaba por parte de los militares gobernantes en los dos Estados una salida conveniente para los grupos en el poder político de cada país. Los dos países contendientes se caracterizaban por tener una economía nacional basada en la producción de materia prima de origen agrícola, siendo muy escaso el poderío de la industria y el sector servicios de ambas economías. Una gran parte de la población de los dos países estaba formada por campesinos sin tierras, quienes trabajaban como jornaleros en fincas de grandes terratenientes.
En meses previos a la denominada guerra surgió un escuadrón clandestino hondureño llamado la “Mancha Brava", para aterrorizar a más de 300 mil salvadoreños que se habían afincado en los años 60 en Honduras para trabajar en plantaciones bananeras y establecer negocios en ese país. Estas formaciones paramilitares asesinaron y detuvieron a una gran cantidad de salvadoreños en la zona fronteriza lo que agudizo aún más la situación entre los dos países.[cita requerida]
Los grandes hacendados controlaban la mayor parte de la tierra cultivable en El Salvador desde los años 1920, siendo que los sucesivos gobiernos salvadoreños habían rechazado todo proyecto de distribución de tierras a campesinos pobres. Esto llevó a la emigración constante de campesinos salvadoreños a regiones de Honduras cercanas a la frontera con El Salvador, pues si bien la extensión territorial de El Salvador era igual (entonces como ahora) apenas al 20% del territorio hondureño, la población salvadoreña era bastante más numerosa que la de Honduras en el año 1969: 3'600,000 salvadoreños ante 2'600,000 hondureños. La sobrepoblación de El Salvador halló una válvula de escape en la emigración de campesinos salvadoreños a Honduras, país con menos población y con demanda de mano de obra no calificada, al punto que hacia 1969 había casi 300,000 jornaleros salvadoreños viviendo en Honduras, formando casi el 20% de los peones rurales de dicho país. Esto permitía a las élites de El Salvador reducir la alta densidad demográfica de su país sin sacrificar sus intereses financieros, evitando todo posible "reparto de tierras".
No hay comentarios:
Publicar un comentario